Tal vez todos hayamos escuchado la famosa frase “el sexo vende”, así pues no solamente se trata de poner la atractiva idea de tener sexo tras comprar un producto, tal vez la idea de sentirse bien con uno mismo para poder lograr lo que se desea es aún más fuerte que la de “echarse un polvo”. Hoy hay cientos de maneras de determinar de qué manera afecta la publicidad en nuestras mentes y en nuestras maneras de consumir, así es que las propagandas y campañas se hacen cada vez más enfocadas a lo que realmente desean: vender.
Crear una idea en la mente para que luego crezca sola; parece una idea salida de una película, sin embargo así funciona el neuromarketing, un tipo de propaganda que tal vez no nos hace pensar en la calidad del producto, en su utilidad, sino en lo mucho que lo necesitamos para llenar ese hueco que todos tenemos, el hueco originario que nos acompaña desde la infancia. Así, el acomodo de los estantes en los pasillos no es casualidad y con un poco de atención podremos darnos cuenta de la manera tan evidente en la que muchas veces nos impulsan a comprar ciertos productos.
Muchas personas recomiendan no ir con hambre a hacer el super, pero esta es la mínima de las preocupaciones que deberíamos tener en mente ya que la mayoría de las decisiones que hacemos para escoger un producto son más inconscientes. ¿Cómo? Tan sencillo como la altura a la que se encuentran los productos. La próxima vez que vaya en el súper caminando sin saber específicamente qué cereal comprar, aléjese un poco del estante y observe: los productos más populares se encuentran a la altura de la vista tomando en cuenta las medidas estándares de altura del país, así nos fijaremos primero en las mejores marcas, dejando las menos reconocidas ahí, en el olvido.
Otros buenos trucos que el neuromarketing utiliza es poner flores a la entrada de nuestro supermercado para así dar al cliente una sensación de tranquilidad, así como las frutas, que acomodadas por orden de color, nos dan la sensación de que estuvieran recién cortadas, frescas, dulces y listas para nuestro paladar. Así también pasa con la música que escuchamos al hacer las compras, siendo música lenta y calmada para las horas con menos clientes y rápida y alegre para las horas con más afluencia, así los pacientes terminarán sus compras rápidamente.
La psicología está en todos lados; la próxima vez que vaya al súper, ponga atención a sus compras: está siendo observado.
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