Para las empresas en el ramo manufacturero, procurar uniformes a sus trabajadores supone múltiples ventajas: desde fortalecer la imagen corporativa y la identificación entre los miembros del equipo hasta hacer de esta indumentaria un canal de publicidad alterno.
Pero si hablamos de los beneficios particulares, estos responderán a las necesidades concretas de las tareas que se realizan en cada área.
Así por ejemplo, para la industria de la construcción, donde los trabajadores pasan buena parte del tiempo en exteriores, las chamarras impermeables elaboradas en poliéster y cloruro de polivinilo (PVC) –un material de apariencia plastificada que actualmente incluso se utiliza en la confección de prendas de moda–, los pantalones con varios bolsillos en los costados, y las botas impermeables, tienen como ventaja principal garantizar la seguridad de los obreros a lo largo de la jornada.
El mismo tipo de vestimenta, aunque con algunas variaciones, es el indicado para trabajos que impliquen la manipulación de otros líquidos en industrias como la del suministro de energía, la de conservación de comestibles y, en algunos casos, también la de servicios de salud.
Para ofrecer la protección necesaria, estas prendas deben contar con las siguientes características:
• Resistencia: el material debe ser firme al tacto y la confección debe estar pensada con el propósito de que las prendas soporten el contacto con diversos líquidos además del agua. Y en cuanto a la calidad, lo esperable es que asegure varios años de uso sin desgaste o desplazamiento de las costuras.
• Practicidad e higiene: el polivinilo que se emplea como recubrimiento del poliéster – textil que se utiliza como base en la elaboración de estas prendas– facilita la limpieza de las mismas, ya que para efectuarla solamente se requiere un paño o esponja previamente humedecidos con agua tibia y jabón neutro.
• Amplitud: lo ideal en estas chaquetas y gabardinas es que permitan la movilidad del usuario y una adecuada ventilación, por lo que, a diferencia de los impermeables que se llevan como parte de la vestimenta casual, estas piezas nunca o rara vez irán ajustadas al cuerpo.
• Colores de seguridad: aunque la expresión pueda parecer curiosa, el color juega un papel importante en la prevención de accidentes de trabajo. Es por eso que tonalidades como el amarillo, naranja y verde neón son tan recurrentes en los uniformes para los ámbitos mencionados. En el caso del personal que labora en exteriores, los impermeables de color aportan seguridad al permitir que quienes los portan sean visibles para los conductores que circulan por la zona a toda hora e identificables para cualquier persona en situaciones de emergencia.
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