Constantemente se habla de la importancia de trazar objetivos claros y concretos a la hora de echar a andar un negocio cualquiera. Sin lugar a dudas, definir qué se pretende lograr y cuáles son las expectativas que se buscan alcanzar en un proyecto de inversión es el paso más importante que se debe dar antes de poner el dinero a trabajar.
Pero ¿qué pasa cuando, a pesar de contar con metas claras, nuestro negocio no prospera? Una de las razones puede encontrarse en la falta de definición en cuanto a las tareas que desempeña cada una de las áreas que componen una empresa.
Las funciones concretas de cada sector requieren una mayor atención conforme al tamaño de la empresa, sobre todo si hay variedad en los bienes y servicios que ofrece. Así como la valoración del proyecto se hace con base al cumplimiento de sus objetivos, la productividad de un área se evalúa no sólo por llevar a cabo sus deberes en tiempo y bien, sino que se toma en cuenta que el área en sus conjunto contribuya efectivamente al crecimiento de la empresa como un todo.
En concreto, es necesario indicar cuáles son las competencias de un área específica para evitar el traslape de responsabilidades y la acumulación excesiva de trabajo. El propósito es que no se retrase la actividad ni se disperse innecesariamente.
Lamentablemente, en la mayoría de las definiciones de control de gestión de negocios no se especifica sobre quién recaen las tareas de dirección, y en los casos en que si está indicado se refieren explícitamente a los altos cargos, lógica que indica la asunción de los trabajadores regulares como uno más de los recursos con que cuentan la empresa, cuyo uso racional debe contemplar su aprovechamiento con un máximo de rendimiento al mínimo costo posible. Cuando así sucede, el personal se ve apartado de la toma de decisiones y no es de sorprender que su actitud ante el trabajo se vuelva automática e indiferente.
Una forma de contrarrestar esta situación consiste en permitir independencia de procedimiento a los empleados, siempre que sus métodos no entren en conflicto con las demás áreas. Desde luego, admitir los criterios ajenos como validos requiere que usted tenga a su cargo personas de confianza, probadamente capaces de resolver las dificultades cotidianas sin necesidad de una supervisión constante.
Otra manera es mantener a su personal actualizado. No se trata únicamente de que los trabajadores estén al día con las tecnologías y enfoques empresariales que constantemente se renuevan, sino que debe informarlos de las actividades que afectan a la empresa, sus cambios de objetivos y éxitos alcanzados. De este modo, los cambios en las diferentes áreas relacionados con las grandes decisiones no parecerán imposiciones arbitrarias, además de que ellos podrán concentrarse en adaptar sus funciones hacia los nuevos objetivos.
Una forma más de fomentar el interés y la participación de la gente su cargo es brindar un ambiente agradable de trabajo. Se dice que el empleado contento trabaja mejor y es cierto. El mejor medio es proporcionar una posición estable dentro de la empresa, con las seguridades que se requieren para poder enfocarse en las tareas que se tienen por delante.
Constantemente se habla de la importancia de trazar objetivos claros y concretos a la hora de echar a andar un negocio cualquiera. Sin lugar a dudas, definir qué se pretende lograr y cuáles son las expectativas que se buscan alcanzar en un proyecto de inversión es el paso más importante que se debe dar antes de poner el dinero a trabajar.
Pero ¿qué pasa cuando, a pesar de contar con metas claras, nuestro negocio no prospera? Una de las razones puede encontrarse en la falta de definición en cuanto a las tareas que desempeña cada una de las áreas que componen una empresa.
Las funciones concretas de cada sector requieren una mayor atención conforme al tamaño de la empresa, sobre todo si hay variedad en los bienes y servicios que ofrece. Así como la valoración del proyecto se hace con base al cumplimiento de sus objetivos, la productividad de un área se evalúa no sólo por llevar a cabo sus deberes en tiempo y bien, sino que se toma en cuenta que el área en sus conjunto contribuya efectivamente al crecimiento de la empresa como un todo.
En concreto, es necesario indicar cuáles son las competencias de un área específica para evitar el traslape de responsabilidades y la acumulación excesiva de trabajo. El propósito es que no se retrase la actividad ni se disperse innecesariamente.
Lamentablemente, en la mayoría de las definiciones de control de gestion de negocios no se especifica sobre quién recaen las tareas de dirección, y en los casos en que si está indicado se refieren explícitamente a los altos cargos, lógica que indica la asunción de los trabajadores regulares como uno más de los recursos con que cuentan la empresa, cuyo uso racional debe contemplar su aprovechamiento con un máximo de rendimiento al mínimo costo posible.
Cuando así sucede, el personal se ve apartado de la toma de decisiones y no es de sorprender que su actitud ante el trabajo se vuelva automática e indiferente.
Una forma de contrarrestar esta situación consiste en permitir independencia de procedimiento a los empleados, siempre que sus métodos no entren en conflicto con las demás áreas. Desde luego, admitir los criterios ajenos como validos requiere que usted tenga a su cargo personas de confianza, probadamente capaces de resolver las dificultades cotidianas sin necesidad de una supervisión constante.
Otra manera es mantener a su personal actualizado. No se trata únicamente de que los trabajadores estén al día con las tecnologías y enfoques empresariales que constantemente se renuevan, sino que debe informarlos de las actividades que afectan a la empresa, sus cambios de objetivos y éxitos alcanzados. De este modo, los cambios en las diferentes áreas relacionados con las grandes decisiones no parecerán imposiciones arbitrarias, además de que ellos podrán concentrarse en adaptar sus funciones hacia los nuevos objetivos.
Una forma más de fomentar el interés y la participación de la gente su cargo es brindar un ambiente agradable de trabajo. Se dice que el empleado contento trabaja mejor y es cierto. El mejor medio es proporcionar una posición estable dentro de la empresa, con las seguridades que se requieren para poder enfocarse en las tareas que se tienen por delante.
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