El capital de riesgo es una de las fuentes de financiamiento más buscada por emprendedores que han tenido una idea de negocio y a quienes sólo les hace falta los recursos necesarios para llevarla a cabo. Se le llama “de riesgo” debido a que son las nuevas ideas y los experimentos de negocios los que mayores dificultades encuentran para ser exitosos, al menos mientras el proyecto logra consolidarse, si es que lo hace.

Muchos expertos en el ámbito de la financiación de nuevos negocios reconocen que lo más importante durante los primeros momentos en que se buscan inversionistas para un proyecto de esta clase es uno mismo. En otras palabras, cuando lo único con lo que uno cuenta es un portafolios de ideas que en el papel lucen grandiosas, el mejor activo del que se puede echar mano es la propia personalidad.

A continuación, una vez que se ha llamado la atención de un inversionista potencial, toca el turno de llamar la atención a la idea que uno presenta. Lo cierto es muchas grandes ideas son irrealizables o, simplemente, no son presentadas de la manera adecuada, ya sea porque son demasiado o muy poco ambiciosas en sus orígenes o porque, de algún modo, su enfoque no es el adecuado.

Por es importante no desanimarse ante los rechazos iniciales sino, por el contrario, nutrirse de las experiencias negativas y perseverar, realizar las modificaciones que sean pertinentes, ajustar presupuestos, controlar gastos y proveedores, etc., todo lo necesario para obtener una nueva perspectiva sobre la misma idea básica, y continuar buscando.

El mundo de las finanzas corporativas se mueve a gran velocidad, por lo que es muy importante tratar de colocarse a la vanguardia de las tendencias, ya que no sirve de mucho para atraer la atención de los inversionistas reciclar conceptos viejos ni modelos atrasados, a menos que la perspectiva desde la que se presenta el nuevo proyecto sea una auténtica actualización de la misma.

Por otra parte, es necesario recordad que si el riesgo es mayor, también deberían serlo las ganancias y, por el contrario, si el riesgo diminuye no por fuerza deben reducirse los ingresos. Este es un buen principio a partir del cual se pueden hacer cálculos sobre las ventajas y desventajas de un proyecto, la manera de presentarlo a los capitalistas y, finalmente, presentarlo al mercado, que es donde cualquier idea tiene su prueba de fuego.