Cada vez escuchamos más y más sobre el marketing que se enfoca a los sentidos más olvidados como el tacto y el olfato, pues son sentidos bastante poderosos que se habían subordinado a la vista y que hace poco se ha descubierto el gran poder que tienen sobre los actos y decisiones que tomamos al momento de estar en plan de consumo.

Hay algunos lugares que ya sabemos a qué huelen, e incluso ya todos tenemos en mente el olor de ésa cosa que nos gusta tanto comprar: la ropa, los zapatos, accesorios e incluso algunos aparatos tecnológicos tienen un olor determinado creado artificialmente para que podamos asociar el aroma de abrir un nuevo producto con el olor y si en algún momento lo percibimos de nuevo, sentir ganas de comprarlo.

Hay ciertos olores que nos provocan estar más tiempo en algún lugar e incluso consumir más de cierto producto; incluso hay olores que nos pueden abrir el apetito sin que nos demos cuenta. Las tiendas consideran este descubrimiento como “la fuerza invisible” que provoca en las personas necesidades y deseos que no necesariamente están ahí y que pueden crearse con un aromatizante ambiental y la fragancia indicada.

Algunas de las cadenas más influyentes del mundo económico recurren a estas técnicas para aumentar la cantidad de clientes y la preferencia de los que ya tienen, Starbucks, por ejemplo es una cadena de café muy poderosa que dista por mucho de tener la mejor calidad en sus productos, sin embargo tienen excelentes técnicas de marketing pues gracias a su intenso olor a café dentro y fuera del lugar, su música relajada y su diseño casual, ayudan a que las personas que entran, sientan la necesidad de permanecer más tiempo dentro del establecimiento pues la experiencia sensorial que les brindan es de confort y tranquilidad.

Otra poderosa cadena que utiliza el marketing olfativo es Apple, ya que utiliza cierta fragancia en sus tiendas y sus productos para que nos familiaricemos con la marca de una manera más íntima que por el solo uso de sus productos, sino por el recuerdo de la sensación que tenemos al abrir un nuevo producto.

Esta gran estrategia ha logrado aumentar las acciones de muchas empresas, pues el marketing sensorial entra en nuestras cabezas sin que nos demos cuenta, no así con la publicidad ya utilizada, que si bien también tiene sus maneras subliminales de entrar a nuestro sistema, no son tan útiles ni podersoas como el olfato.