Vestir casual en el trabajo no está peleado con verse bien, la comodidad es fundamental al desempeñarnos en nuestra jornada laboral pues nos da seguridad, confianza y resistencia ante las largas horas de nuestra jornada. No todos los trabajos requieren presentarse de traje y corbata a diario -o de vestido y tacones-, muchas veces tenemos la opción de usar pantalones de mezclilla y playeras, aquí la verdadera pregunta es ¿Cómo vestir informal sin caer dentro del mal gusto?
Mucha gente cree que vestir elegante es difícil, sin embargo no es del todo cierto pues con colores oscuros, trajes de pantalón o falda, blazers y camisolas no hay forma de equivocarnos; pero cuando nuestra ropa es informal tenemos un amplio abanico de opciones, desde una playera tipo polo hasta sudaderas, pants, etc., lo que puede complicarnos la elección del outfit diario.
Elegir nuestro vestuario casi siempre depende de la época del año, el lugar donde trabajamos y las modas actuales; en algunas empresas o centros de trabajo se implementan códigos de vestimenta o uniformes empresariales, pero muchos otros dan la libertad al trabajador de vestirse como desee. El hecho de tener jefes relajados no implica que realmente vayamos a trabajar como queremos, o que los “viernes casuales” que algunas empresas dan a sus empleados, vayamos en pants y tenis.
Si bien no siempre se recomienda utilizar ropa formal para acudir al trabajo, sí debemos arreglarnos para brindar una buena imagen, para escoger la mejor indumentaria podemos pensar en:
- Qué tan innovadora o tradicional es la compañía: Entre más innovadora es menos informal (consultorías por Internet, desarrolladores de sistemas, marketing online, etc.), pero entre más tracicional es más formal (bancos, bufetes jurídicos, consultorios, etc.).
- El tipo de clientes que se atiende: No es lo mismo trabajar en ventas al público en general que tratar con abogados, debemos pensar en darle una buena imagen al cliente que es quien tiene la última palabra para comprarnos, recomendarnos y regresar posteriormente.
- El ambiente del trabajo: Algunos lugares de trabajo son más estrictos que otros, aunque sean del mismo rubro o incluso de la misma cadena.
- La forma de vestir de los jefes: Esto es un buen indicador de la forma en que debemos vestirnos, si bien esto varía dependiendo de nuestro cargo, podemos tratar de adaptar nuestro estilo al de los jefes.
- Las normas o códigos de vestimenta: Algunos son estrictos en la higiene y pulcritud tanto en la ropa como en accesorios, por lo que debemos tener consciencia de esto para evitarnos regaños o sanciones.
- El calzado adecuado: Dependiendo de nuestro tipo de trabajo podemos elegir entre zapato formal, bota industrial o zapatos sport.
- Evitemos ser demasiado “fashion”: Los pantalones rotos, transparencias, tacones altísimos, entre otras prendas y accesorios que nos pueden hacer caer dentro de la extravagancia y el mal gusto.
- Para abrigarnos: Podemos elegir entre chaquetas, jerseys, abrigos o chamarras, las sudaderas con capucha será mejor dejarlas en casa.
- Por muy relajado que sea el ambiente laboral debemos evitar las camisetas de tirantes o sin mangas, la ropa deportiva, prendas ofensivas (como de partidos políticos, activismo, temas raciales o sexistas), ropa con estampados de caricaturas, bandas de rock o pop o películas, ropa de fantasía, prendas demasiado ajustadas o cortas.
Lo más importante al elegir nuestro atuendo es reflejar una imagen confiable, que permita al cliente juzgarnos por nuestro trabajo y no por nuestro atuendo; vestirnos mal es como portar un arma apuntándonos a la pierna, los clientes y jefes pueden tomarlo como argumento en nuestra contra y no tomarnos en serio o prescindir de nuestros servicios por falta de consistencia con la empresa.
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