La elección adecuada de las materias primas cosméticas es el primer paso para garantizar la calidad del producto; sin embargo, la industria está regida por normatividades que requieren rigurosos procesos de fabricación para asegurarse de que, además de cumplir con lo que prometen en la etiqueta, los cosméticos no causarán alergias, reacciones adversas o efectos secundarios desagradables.

Actualmente, se calcula que existen más de tres mil productos químicos en Chile que se usan como materia prima para la industria cosmética, y entre ellos encontramos productos de origen natural y sintético, alcoholes, colorantes, conservadores, fragancias y más, por lo que es necesario realizar ensayos para medir los niveles de seguridad de los componentes de manera individual y en conjunto.

Es importante recalcar que aún los productos de origen natural pueden causar efectos adversos al emplearse, ya sea por reacción alérgica o por el nivel de toxicidad que presentan las sustancias que contienen y que suelen ser irritación en piel y ojos, molestias que desaparecen cuando deja de usar el producto.

Otras reacciones son provocadas por la exposición prolongada a ciertos ingredientes, por ello, además de hacer pruebas de seguridad, se debe advertir al consumidor acerca de los posibles riesgos que implica su uso y las medidas recomendadas ante cualquier reacción adversa.

Los ensayos de seguridad básicos son:

  • Microbiológicos. Se busca identificar la presencia de contaminantes como bacterias y hongos que son nocivos a la salud. Estos son los más rigurosos porque deben asegurar la esterilidad del proceso, la calidad de la materia prima y los parámetros de las normas aplicables.
  • De contaminantes químicos. Se hacen para descartar la presencia de metales tóxicos para el ser humano como plomo, mercurio, arsénico y dioxano y suelen realizarse en productos acabados, antes del proceso de envasado.
  • De conservantes. Son pruebas para determinar la eficacia de los aditivos conservantes que se añaden para evitar que crezcan contaminantes microbiológicos. Los ensayos consisten en inyectar bacterias a las muestras para evaluar el nivel de contaminación durante un periodo determinado.
  • Estabilidad del producto. Se evalúan los cambios en las características de los cosméticos que puedan suponer un impacto negativo en el consumidor, como alteraciones de textura, color y olor. La prueba más común es someter al producto a una temperatura muy elevada en poco tiempo.
  • Son las últimas que se realizan y tienen el objetivo de medir la tendencia del producto a irritar piel y ojos, causar sensibilidad, inflamación, erupciones en la piel u otras reacciones adversas.

Los resultados obtenidos, además de cumplir con los estándares de fabricación, deben asegurar tanto la seguridad como la calidad del producto y la satisfacción de los consumidores.