Situados en la Industria 4.0, es sencillo anticipar el futuro de las empresas sin necesidad de recurrir a oráculos. Predecir las áreas que ofrecerán mayores oportunidades de crecimiento a los emprendedores y sus equipos de trabajo dependerá de observar con atención los cambios tecnológicos que tienden a la automatización de los procesos industriales, así como al almacenamiento y accesibilidad de datos a gran escala.

Lo anterior se debe a que los desarrollos en estos ámbitos son sintomáticos de la también llamada cuarta Revolución Industrial y supondrán las principales fuentes de trabajo en el futuro cercano.

Los empleos 4.0 estarán asociados a la inteligencia artificial, la nanotecnología y la robótica, por lo que algunas maneras inteligentes de invertir son la compra o comercialización de tecnología, la apuesta por proyectos de emprendimiento relacionados con tales disciplinas o la capacitación de empleados para la correcta operación de este tipo de maquinaria cuando los planes de crecimiento de una empresa se proyectan en esta dirección.

Volver a calificarse o estudiar una segunda carrera de forma paralela a la actividad empresarial es otra buena inversión. Esta decisión es provechosa en general, pero supone una ventaja distinta para las empresas en ciernes y para aquellas que ya se han posicionado.

Así por ejemplo, a un emprendedor joven con una empresa en proyecto o en crecimiento, educarse en materias como programación, robótica, internet de las cosas, comercio electrónico, Big data o posicionamiento orgánico en buscadores, le servirá para orientar su proyecto hacia objetivos rentables y con mayores posibilidades de sostenerse en el tiempo.

Por otro lado, al titular de una o varias empresas consolidadas, acceder a esta formación le permitirá entender mejor las necesidades del mercado actual y diversificar su oferta en función de la demanda de distintos segmentos. Así mismo podrá asegurar su inversión en tecnología al tener la capacidad para supervisar concienzudamente los procesos de operación y capacitación de los trabajadores a su cargo.

Si bien la denominación “Cuarta Revolución Industrial”, que define a una nueva era de los negocios puede parecer intimidante dados los retos y responsabilidades que conlleva, también es necesario recordar que un emprendedor no puede permitirse el miedo al cambio.

Después de todo, el emprendimiento es en esencia liderazgo, arrojo y confianza en el porvenir. El papel de quien emprende es guiar a otros: ver las posibilidades de crecimiento donde el ojo común no las avista; crear los empleos del futuro.